Retablo de la Anunciación de la Virgen
Nº Lote: 30
Todo el retablo descansa sobre un altar del S. XIX en madera de sección sinuosa. La pieza que ocupa esta catalogación se trata de un retablo catalán completo de principios del XVI. Es obra de Joan Pau Guardiola, llamado Joanot de Pau, tal y como pudo atribuirlo el especialista Albert Velasco i González (Lérida, 1976): historiador de arte catalán, comisario y profesor de la Universidad de Lérida y de la UOC (Universitat Oberta de Cataluña). La actividad del artista, sordomudo de nacimiento, aparece documentada entre los años 1500 y 1548. Su obra se reduce a la zona de la Segarra, el Solsonés y diversas regiones pirenaicas. Es uno de los autores paradigmáticos del primer Renacimiento catalán de las tierras leridanas y uno de los pocos artistas activos que se conocen de aquella época. Algunas de sus creaciones son un Calvario procedente del municipio leridano de Castellnou d'Oluges que se conserva en el Museo de Lérida, y que, por ahora, es su única obra documentada en 1518. Por otro lado, existen otras obras suyas atribuidas en el Museo de Cervera y en el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona o el retablo de la iglesia leridana de Ivorra. El retablo está dedicado a la Anunciación, recordando el día en que el Arcángel Gabriel se apareció a la Virgen María y le reveló la voluntad de Dios de que ella se convirtiera en la Madre de su Hijo. La predela o banco está estructurado en cinco cajas o casamentos. Se puede distinguir en el centro al habitual Cristo del Dolor con los atributos de la Pasión flanqueado por la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista. En los extremos, en el lado izquierdo aparece San Onofre y, en el derecho, probablemente San Agustín. Todos los personajes aparecen retratados de medio cuerpo utilizando como fondo los característicos relieves de la época en estuco dorado, denominados 'gofrados'. Comparten un único marco dorado en el que las cinco escenas están separadas por columnillas y rematadas por una ligera arquitectura con las características nervaduras góticas. El cuerpo del retablo está dividido en tres calles que, al igual que la predela, están separadas por cuatro esbeltas columnas. En la calle lateral izquierda aparece el ángel con grandes alas dentro de una estancia con una ventana a través de la cual podemos ver a Dios Padre de cuya boca sale un haz de rayos hacia la Virgen con la pequeña paloma del Espíritu Santo. Es un Dios cercano frente a los rígidos y estereotipados esquemas del Románico en donde la divinidad era un ser distante. En la calle derecha, encontramos a una joven Virgen lectora meditando sobre las sagradas escrituras y las profecías que anunciaban la llegada del Mesías y, en la calle central, una hornacina rematada por un pináculo de crestería dorada que alberga una Virgen en madera tallada, policromada y dorada de época. Sobre está, encontramos dos ángeles tocando instrumentos musicales. El arcángel Gabriel, de semblante serio, viste túnica naranja con ribetes dorados y ampulosa capa azul con ricos brocados dorados. Con su mano derecha señala a la Virgen con el dedo índice y con su mano izquierda sujeta una larga vara dorada, derivación del caduceo de Mercurio, envuelto por una filacteria que reza: "AVE GRACIA PLENA". A su vez, la Virgen, de largos cabellos castaños, ha suspendido la lectura del libro que está apoyado en un atril de madera cubierto por una tela verde con brocados del mismo color junto a un dorado jarrón con cuatro lirios blancos, símbolo de su pureza. Viste túnica dorada cubierta por un gran manto azul oscuro con ribete perimetral en dorado. Ambos personajes están representados arrodillados de cuerpo entero donde, a pesar de ocupar buena parte de la composición y dejar poco espacio a la ambientación y elementos estructurales, el autor se ha preocupado por captar y recrear el espacio tridimensional de los interiores donde cada elemento tiene su propio punto de fuga. La estética del gótico tardío busca la belleza de la naturaleza como medio de llegar a Dios, viéndose todo en clave trascendente. Todos los personajes lucen un nimbo dorado decorado con círculos paralelos en relieve. Partiendo de otras pinturas coetáneas atribuidas a Joanot de Pau que muestran una composición similar a base de personajes arrodillados, esta autoría se funda tanto en razones estilísticas y técnicas como en la teoría que relaciona al artista con el retablo de la iglesia de Ivorra (Lleida), una obra primeriza que, sin el menor atisbo de duda, fue ejecutada por el mismo pintor que realizó nuestra pieza. PROCEDENCIA: el retablo fue trasladado por la familia Moxó desde su Castillo de Montcortés (municipio dels Plans de Sió, Segarra) a su palacio de Barcelona, edificio barroco construido y habitado por la familia desde 1770 y ubicado en el número 4 de la plaza de Sant Just i Pastor. Actualmente, se conservaba en la casa de una heredera en Sevilla.